_ ___________
Adiestrar deportivamente significa, divertirse.
A las frases hechas como la del título, si las hay, podemos agregar
lo siguiente: "Existen en el mundo tantas formas de adiestrar como adiestradores
hay en él". Es evidente que el método o sistema que uno
elige para entrenar a un perro sea el deporte que sea, depende siempre, de
la capacidad del adiestrador y del nivel cultural y de idiosincrasia en que
este se ubique, más allá del tipo de perro que se deba entrenar,
estos parámetros se pueden aplicar como digo, en cualquier deporte
canino que se precie de tal, en nuestro caso el schutzhund o can de guardia,
actividad cino deportiva que en nuestro medio se conoce por sus siglas SCH
H o simplemente como "adiestramiento". Se trate de nuestro perro
o del can de nuestro vecino, al situarnos en un contexto de gusto y amor por
estos animales, necesariamente debemos hablar de ellos como de nuestros amigos,
el estimar esa relación de amistad, afirmada en un vínculo de
recíproco feeling, se debe contemplar desde una óptica objetiva
y serena, dejando de lado todo punto de vista temperamental y excesivo, aplicar
esto último conduciría sin remedio a que la propia naturaleza
del hombre conocida y definida habitualmente como sometedora puede terminar
involucrando escaladas de ira y violencia en personas que no tengan capacidad
y temperamento apropiados para estos menesteres, sean los métodos o
sistemas de entrenamiento usados, adecuados o no. Entrenadores no muy serenos
e impacientes a los que se suman métodos de mucha presión, inapropiados
para lograr la tan ansiada simbiosis del binomio suelen dar una mezcla explosiva,
en donde el hombre termina perdiendo la paciencia, superado por los hechos
y aplicando violencia para disimular su falta de conocimiento y desahogar
su bárbara impotencia, al mismo tiempo que se arruinan buenos perros,
si a todo esto le sumamos adminículos como collares de púa,
collares eléctricos o el conocido y aparentemente inofensivo collar
de ahorque --y que los mismos sean aplicados por gente inexperta o violenta--
los resultados son imaginables. Tampoco por el hecho de que no estoy de acuerdo
con este tipo de elementos de adiestramiento, no dejo de reconocer que hay
entrenadores muy hábiles en su uso y aplicación, pero por lo
general son los menos, pues se necesita una gran capacidad, conocimiento y
sensibilidad para usarlos y fundamentalmente no abstraerse del hecho de que
usando estos elementos en forma inapropiada, arruinamos el perro para siempre,
en especial si se trata de ejemplares sensibles Por ejemplo en el mundo hay
poquísimos adiestradores capaces de formar un Sch H 3, en todas sus
secciones, con un collar eléctrico, no vienen al caso sus nombres,
pero ha habido y hay muchos émulos de estas técnicas y en general
lo que logran son ejemplares hiperkinéticos y descontrolados, que fallan
en el momento menos oportuno al entrar en conflicto bajo determinadas circunstancias,
en especial cuando se dan cuenta que no tienen puesto el collar mencionado.
Lo que es seguro es que cualquier cosa que se intenta transmitir, debe ser
bien estudiada y analizada por los ocasionales interlocutores, pues casi siempre
es adoptada por estos más con pasión y ansiedad, que con lógica
y coherencia y tratando al mismo tiempo de aplicar la técnica al pie
de la letra que es lo que se pretende al querer enseñarla, aunque luego
se le termine imprimiéndole el estilo de interpretación práctica,
que define normalmente a cada adiestrador, por eso entiendo porqué,
el uso apropiado de los adminículos de los que hablaba al comienzo
se desvirtúan con el tiempo y terminan no pareciéndose en nada
con la versión original aprendida. Evidentemente entrenadores perfectos
no hay, pues errores cometemos todos y por algo somos seres humanos, pero
de existir, no solo se hacen con la experiencia, sino que además nacen
con una sensibilidad innata que permite a estos adiestradores, iniciar con
el animal una vínculo de amistad imprescindible, que se basa en dos
virtudes: lealtad y camaradería desde el primer día en que ambos
se encuentran, a lo que se suma por lógica el conocimiento que se necesita
para llevar a cabo el cometido de entrenar y conservar por sobre todo el equilibrio
necesario en el mencionado vinculo de amistad. A pesar de que estos últimos
valores son algo abstractos y el perro sabemos, no tiene capacidad de abstracción,
rápidamente descubre en la persona de marras a un amigo y confidente,
máxime considerando que desde el vamos se utiliza buen trato y cariño,
elementos principales para construir cualquier buena relación, más
allá de la evidencia de dominancia que el entrenador debe poseer, constituyéndose
dichos valores en clara ventaja con respecto a los métodos tradicionales
de refuerzos negativos y presión. Los sistemas apoyados fundamentalmente
en estas premisas, logran dotar al futuro binomio con una base de confianza
y confidencia, incluyéndose como digo en el párrafo anterior
y dentro del contexto de la relación hombre - perro, una normal y necesaria
cuota de respeto bien entendido hacia el líder del dúo, quien
permitirá de a ratos y según la exigencia del ejercicio a entrenar
lo requiera, una alternancia en la dominancia del binomio. Dentro del marco
descrito encontramos un método basado exclusivamente en destacar la
buena relación a la que me refiero, entre hombre y perro, partiendo
de la premisa de que se comienza a trabajar con un sujeto apto y ya elegido
por sus condiciones de predisposición, válido para cualquier
actividad cinodeportiva que se pretenda llevar adelante. Dicho método,
es conocido en todo el mundo cinófilo como condicionamiento operante,
basado en las investigaciones del científico americano B. F. Skinner,
el que a través de sus estudios sobre el conductismo legó a
quien quisiera utilizarlos, toda una serie de premisas valiosísimas
que son utilizadas por una gran cantidad de cultores del adiestramiento en
Europa y EUA. Este sistema o método de aprendizaje dispone de un elemento
necesario llamado estimulo o refuerzo, que se aplica exclusivamente cuando
el sujeto ofrece las conductas que nos interesan, a partir de la más
leve performance en la dirección que pretendemos entrenar; estos refuerzos
a que hago referencia son siempre de tipo positivo y agradable y será
en definitiva el punto sobre lo que se basará el adiestramiento de
nuestro pupilo. Dicho estimulo se verá plasmado en una pelotita como
las de tenis suelta o unida a un cordón, un choricito de los de morder,
o cualquier elemento o juguete que al can le guste a rabiar se convertirá
en el motivo por el cual entrenador y entrenado interactuarán a través
de juego propuesto por el guía y basado en los instintos naturales
del can, en especial el de presa, que lo incitarán a querer atrapar
el objeto usado, en algún momento y a partir de la habilidad del entrenador
que tratará de modelar y definir diversas posiciones básicas
que el can, adoptará como: sentado, echado o parado y que el guía
premiará cada vez que esto ocurra permitiéndole al perro llegar
a obtener su premio. En Argentina lo conocimos a través de André
Vandergeten, adiestrador y figurante de origen belga, que tuve la satisfacción
de invitar y quien nos dejó en sus dos visitas conocimientos que nos
ha permitido a aquellos que no transigimos con los métodos basados
en malos tratos o presión, una herramienta fundamental para practicar
nuestro deporte favorito, con resultados más que óptimos. Debo
sumar a esto que las últimas visitas que tuvimos en este sentido, de
mi amigo personal, el Sr. Stefano Codemo, Capitán de la Escuadra Nacional
de Schutzhund de Italia en 5 oportunidades, quien nos honró dictando
cursos de elevadísimo nivel intelectual y humano, confirmó en
gran medida gran parte de estas teorías, a través de muchos
puntos de contacto con el trabajo del belga y que se aplican habitualmente
en el mundo moderno del Schutzhund en el ámbito mundial.. Codemo durante
el desarrollo de sus cursos de adiestramiento, transmitió básicamente
que el perro desde que se inicia y durante su formación y entrenamiento
hasta que está totalmente terminado no debe ser castigado ni presionado
nunca, luego una vez que el can está totalmente terminado, sobreviene
la parte de pulido en donde se puede admitir algo de presión pero siempre
sin violencia ni maltrato. Debo admitir que el método mencionado es
realmente atrapante y muy interesante permitiendo a quien lo practica crear
modelados increíbles en muy poco tiempo, en especial cuando se lo conoce
a fondo y la enorme ventaja que lo caracteriza es que se pueden aplicar paso
por paso los fundamentos que lo componen. Desde el vamos el entrenador, si
es un verdadero profesional planificará todo su accionar, para ir entrenando
a su pupilo paso a paso con una rutina que contempla indudablemente la múltiple
partición de las diferentes secuencias en pequeños trozos que
el can irá aprendiendo por separado con criterios solitarios (uno por
vez) obligadamente y nunca con criterios múltiples, porque de ninguna
manera puede aprender varios pasos al mismo tiempo, luego dichos segmentos
(que se compondrán de diversos criterios) aprendidos por separado se
irán uniendo como si fuera un rompecabezas hasta conformar el objetivo
buscado. Al poco tiempo de su aplicación, se vislumbran amplias ganancias
y uno comienza a darse cuenta hasta donde se puede llegar con el entrenado,
evidentemente, tal como lo expreso al principio, esto no es ni para ansiosos
ni para nerviosos, valga la rima, en realidad el adiestramiento de canes en
general no lo es para este tipo de personas. Al mismo tiempo no significa
que se necesite el doble de tiempo para obtener los resultados, que además
siempre serán mejores que a través del método tradicional
de utilizar presión o refuerzos negativos con nuestros amigos, más
aún, el resultado es realmente asombroso por la calidad de trabajo
que se logra en poco tiempo. El titulo que presenta esta nota es justamente
lo que esta forma de adiestrar propicia, ya que no existe en absoluto ningún
tipo de stress, ni para el perro ni para el adiestrador, lo que significa
desde el arranque una enorme condición de tipo virtuoso; por el otro
lado, la ira, el enojo, la violencia, no son de ninguna manera, elementos
que puedan intervenir en modo positivo y no pueden ser considerados como métodos
validos para enseñar nada a nadie y menos a un perro. Algo que me ha
sucedido a mí personalmente, es que descubrí a través
de este sistema de trabajo, que se puede adiestrar cualquier perro y a cualquier
edad, el ejemplo lo menciono por lo que me sucedió con mi perra Nanny
(Niza Von del Dido Sch H 3), la cual siempre fue mi preferida y la consentida
de toda mi familia, aunque parezca mentira, esto en adiestramiento suele actuar
en detrimento de la calidad de trabajo que se pueda lograr. A pesar de ello
empecé a sus tres años y medio a probar mis propias teorías
en la parte de protección, pues desarrollé como figurante un
método de trabajo que me dio muy buenos resultados al aplicarlos en
los perros de la gente que me consultaba por ayuda en este ítem, después
de conocer el sistema del que hablo, descubrí lo mucho que se asemejaba
a las ideas que empíricamente ya aplicaba desde hace años, causándome
esto una gran satisfacción, máxime cuando a través del
estudio y aprendizaje constantes adquirí las bases científicas
que me ayudaron a sustentar y mejorar mis propias teorías, aprendiendo
al mismo tiempo que no siempre sabemos todo lo que pensamos debemos saber.
Comenzar a entrenar un ejemplar, que a los cuatro años solo tenia una
disciplina y obediencia básicas aplicable a la sección de protección,
e ir obteniendo los resultados que en poco tiempo pude advertir me produjo
una impresión realmente enorme, lo que me empujo a continuar trabajando
con perros más jóvenes y en circunstancias más propicias,
para evaluar correctamente las verdaderas performances a que se pretende llegar
en un deporte tan competitivo como el Schutzhund. Y es justamente lo que estoy
haciendo en estos momentos al trabajar con un macho de color sable (gris)
con quien estoy transitando los sucesivos pasos del entrenamiento desde sus
tres meses de edad y ya comienzo a ver logros increíbles, tanto en
el rastro, en la obediencia, como en la parte de protección, donde
ya observo que por la calidad de temperamento e instintos naturales que él
posee, estoy logrando y lograré muy buenos resultados, en este aspecto
la predisposición hacia la presa es el elemento más importante
que tuvo siempre desde muy corta edad y que me preocupé de desarrollar
correctamente, por ser la base de cualquier planificación ambiciosa.
Vuelvo a repetir que lo que hay que tener fundamentalmente en cuenta es el
hecho que durante la formación y entrenamiento del can no se debe aplicar
presión jamás y menos maltrato de ninguna naturaleza (el perro
no debe sufrir jamás maltrato alguno junto a su guía) pues la
psiquis del animal suele ser como un papel en blanco, completamente limpio
de toda traza o escritura y sin ninguna raya o arruga, la consideración
entonces es que dicho papel conserva su estructura intacta hasta que lo escribimos,
lo rayamos o lo arrugamos, entonces deja de ser el papel blanco e intacto
del principio. Con la psiquis del perro pasa lo mismo, al comienzo será
como este papel del que hablo, limpio y sin marcas, luego a medida que se
suceden los errores, las marcas se van imprimiendo fuerte o débilmente
según sean los defectos que se vayan sucediendo en el aprendizaje y
al igual que en el ejemplo del papel por más que intentemos plancharlo
las marcas quedan, tal como quedan las lamentables señas de los errores
producidos por el hombre que entrena equivocado. El perro no debe ser castigado
ni física ni psíquicamente durante su formación, es esto
una verdad obvia y de Perogrullo, que cualquier entrenador que se precie de
tal debería conocer y aplicar, pues siendo un concepto conocido y usado
en todas partes del mundo moderno por infinidad de adiestradores, no se lo
puede desconocer ni siquiera a propósito, en realidad lo único
que se puede aplicar exclusivamente cuando el can está ya formado,
es alguna clase de correctivo cuando este que se supone conoce el ejercicio
al pie de la letra, se niega a ejecutarlo por alguna razón x. Lo primero
que se debe hacer es averiguar si le sucede algo o está enfermo o existe
algún motivo que le está impidiendo llevar a cabo su rutina,
si nada de esto sucede entonces se puede utilizar el mencionado correctivo
que nunca será un maltrato físico, sino simplemente un fuerte
llamado de atención con una voz enérgica y dura que le hará
comprender al animal que está equivocándose a lo cual se puede
sumar, según sea la intensidad de la falta cometida, el tomarlo con
ambas manos del pellejo del cuello sin lastimarlo y mirarlo fijamente a los
ojos al mismo tiempo que se produce el increpar antes descrito. En este sentido
es muy importante que el reto o llamado de atención debe estar libre
de enojo e ira, incluso el rostro del entrenador debe trasuntar la presión
del momento a través de gestos como el mirar fijo o fruncir el ceño
o incluso darle al tono de voz una inflexión de dureza semejante al
gruñido del líder de la manada, quien para mantener su autoridad
ganada en una dura lucha con otro rival, suele utilizar este tipo de gestualidades
y otras que también pertenecen a rituales agresivos, como los pelos
de su lomo erizados hacia delante al igual que sus orejas, el mostrar los
dientes, el mirar fijo, etc, y que habitualmente se usan entre los animales
en estado salvaje, antes que se llegue a la agresión física
o pelea entre los dos contendientes. También los solemos ver entre
nuestros perros domésticos cuando hay en la casa, más de un
ejemplar alfa y que cada uno de ellos considera debe ser el líder o
en todo caso el lugarteniente del amo o dueño del grupo, en este caso
el hombre. Volviendo al tema, luego que el momento de reto ha pasado y se
observa en el can una actitud de atención provocada por el gesto y
la voz del hombre, enseguida el rostro de este debe volver a una expresión
habitual sonriente y de relax, soltando al mismo tiempo el pellejo del animal,
pues si el enojo continúa y esto se verá con claridad a través
del rostro del entrenador, es casi seguro que la relación con el can
irá en detrimento, quien comenzará a sentirse cada vez más
incómodo al ver una cara enojada, contribuyendo a que el animal trabaje
cada vez con más signos de sometimiento y lamentablemente con el tiempo,
estas actitudes suelen ser inmodificables. Esta clase de reto, nunca pasará
inadvertida para el perro, pues si en ningún momento el entrenador
usa presión o maltrato, recurriendo a él solo en casos excepcionales,
evidentemente tendrá un valor excepcionalmente alto para el can que
lo interpretará como un refuerzo negativo enorme. En fin, creo sinceramente
que el método vale la pena el ser tenido en cuenta pues como digo al
principio, el resultado y la calidad del trabajo obtenido, se suman al placer
de adiestrar sin stress al que si consideramos nuestro amigo, cada vez que
la ira o el enojo nos invadan, deberemos tener en cuenta justamente esto último,
estamos trabajando con un camarada leal e incondicional.
Juan Adolfo Messina
Adiestrador y figurante
Socio de POA N° 3429
________________________________________